La consellera Isabel Bonig ha calentado, y de que manera, la manifestación contra la incineradora de Reyval y la incineración indiscriminada de residuos del 22 de octubre en Valencia. Lejos de tender una mano conciliadora y dialogante a los pueblos afectados, ayer se desmarcó del sentir mayoritario de la ciudadanía valenciana y volvió a esconderse tras la “legalidad” para defender la instalación de una incineradora de productos tóxicos y muy peligrosos a tan solo tres kilómetros del pueblo de L´Alcora.
La opinión pública, que hasta ahora se había mantenido prudente en sus críticas hacia la Isabel Bonig, ha empezado a dirigir sus miradas hacia la consellera por sus imprudentes y erróneas declaraciones de los últimos días. Primero, como confirman vicesecretario provincial de PSPV Josep Martí, por mentir al decir que el anterior consistorio municipal presentó alegaciones a la incineradora y "concedió el certificado de compatibilidad urbanística que avalaría la ubicación de la incineradora". Y segundo por algunas afirmaciones muy poco acertadas e innecesarias que han acabado por desquiciar a los pueblos afectados: "le recuerdo a L´Alcora que la incineradora es legal", “si es legal se hará”, o "hay incineradoras en Europa como la de L´Alcora".
La horda de declaraciones lanzada por la consellera en defensa de la incinerado de residuos tóxicos y muy peligrosos de Reyval durante los últimos días, ha pillado por sorpresa a los ciudadanos y ciudadanas de los pueblos afectados. Nadie parece entender por qué el gobierno autónomo antepone el interés particular de un solo individuo al interés general de toda una provincia. También se muestran atónitos ante las carencias afectivas y sentimentales de las que hace gala la consellera Isabel Bonig cada vez que se dirige a los ciudadanos y ciudadanas afectados y afectadas por la incineradora. Frases como "le recuerdo a L´Alcora que la incineradora es legal" demuestran una falta de sensibilidad impropia de un cargo público de tanta responsabilidad.
Estas cuestiones han empezando a pasar factura a la imagen de la consellera Isabel Bonig. Cada vez son más numerosas las voces en la calle y en los médios de comunicación que cuestionan sus formas y sus capacidades para estar al frente de una institución pública. De hecho, ayer empezaron a verse las primeras peticiones de dimisión de la consellera en periódicos, blogs, twitter y redes sociales por su incondicional apoyo a la incineradora de L´Alcora en contra del sentir general de la ciudadanía.
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