La doctrina del shock y las incineradoras de residuos

La doctrina del shock es una obra de Naomi Klein, la canadiense que se hizo mundialmente famosa tras publicar No logo (2001), una impresionante obra que, como dice Manolo Rivas, es un “manifiesto revolucionario y mordaz contra el poder de las supermarcas y la esclavitud del consumidor”.

Parecía imposible que la autora volviera a sorprendernos, pero lo hizo tanto o más. La doctrina del shock trata sobre las técnicas de sometimiento de los gobiernos para imponer reformas impopulares aprovechando los desastres, naturales o no, y la globalización. Si se quiere llevar a cabo una reforma que es impensable, aproveche momentos de shock social porque nadie va a mover un dedo para evitarlo. Y si no existe ese desastre y la reforma apremia, genere los mecanismos necesarios para producir de manera sistemática shocks en la sociedad.

El libro sostiene que las políticas económicas del Nobel de Economía Milton Friedman y de la Escuela de Chicago han alcanzado relevancia en países con modelos de libre mercado no porque fuesen populares o mejores que otras, sino porque aprovecharon el fuerte impacto producido por un desastre o contingencia sobre la psicología social de una población. La conmoción y confusión a la que se ven sometidas las sociedades en esos momentos tan críticos, hace factible llevar a cabo reformas que en cualquier otro momento tendrían un fuerte rechazo popular. Algunas de estas perturbaciones recientes, como el 11 de septiembre, el Tsunami de Indonesia, o el huracán Katrina por ejemplo, fueron aprovechadas para promover reformas en muchos países del mundo.

Aunque Klein no aborda en su libro la causalidad entre el caso Enron y la crisis actual, porque cuando lo escribió todavía no había estallado la crisis, en este sentido es uno de los ejemplos más claros que existen sobre su teoría. El shock provocado por el escándalo de la multinacional eléctrica en 2001 produjo inexplicablemente un cambio en la legislación a favor de la desregularización de la banca en EE.UU (lo lógico hubiera sido lo contrario). Este cambio permitió a las entidades bancarias crear los famosos bonos "subprimer" o "basura" que han producido la actual crisis económica mundial.

Uno puede pensar ¿y qué narices tiene esto que ver con la incineradora de L´Alcora? Puede que nada o puede que todo. Pero yo particularmente me decanto por la segunda opción tras leer alguna carta malintencionada enviada a colectivos y muchas noticias referentes a la gestión del gobierno autonómico en todo este conclicto.

Admitámoslo, estamos en estado de shock. No hay que ser un premio Nobel de Economía para saberlo. La crisis nos ha dejado psicológicamente muy tocados. Nos cuesta reaccionar. Desde el punto de vista de Friedman, nos hallamos en una situación idílica para llevar a cabo cualquier reforma político-económica de tipo neoliberal que se le ocurra a un Estado (véase toda media tomada en los países europeos durante la actual crisis). Pero no hace falta irse a cuestiones políticas, también estaría de acuerdo Friedman en que este es sin duda un buen momento para empezar tomar medidas tan impopulares como la instalación de incineradoras de basuras o de residuos tóxicos y muy peligrosos en la Comunidad Valenciana. La gente se halla en estado de shock y en lo único que piensa es en sobrevivir, en no perder sus casas, sus coches, sus trabajos o sus vidas. Y no es para menos. Derecho tienen a estar preocupados con la que está cayendo.

Hay que quitarse el sombrero ante Friedman. Admitámoslo, tenía razón. En un momento de shock como el actual es más que factible implementar una política medioambiental basada en algo tan impopular como la incineración de residuos. ¿Se imaginan poner en marcha este proyecto en 2006? Yo sinceramente no. Es más, se intentó y fracasó con una incineradora y una movilización mucho menor que la actual.

No me extraña nada que la empresa adjudicataria del proyecto apele en su famosa carta a la supuesta "riqueza" que generaría la incineradora en un momento tan delicado como este donde la gente lo está pasando tan mal. O que la Conselleria se esté dando tanta prisa en implementar una política medioambiental que lleva años intentando aplicar sin éxito. Desde mi punto de vista, tanto la empresa como la Conselleria están utilizando el método que Friedman llamó "tratamiento de choque": juegan con el "shock social" que ha provocado la actual crisis económica sobre nosotros para alcanzar sus objetivos.

Estamos en estado de shock y es humanamente comprensible que la gente priorice. No se le puede reprochar nada en este sentido. Como me decía una filósofa amiga mía, a la gente que no tiene qué llevarse a la boca hoy, no se le puede ir con la historia de que hay que cuidar el medioambiente porque el futuro de la humanidad depende de ello. Su futuro no va más allá de mañana y depende sólo de que encuentre comida hoy. Sin embargo, a pesar de todo la respuesta de la ciudadanía en el caso de la incineradora de Reyval ha sido ciertamente increíble. Se ha movilizado mucho y bien, pensando en el pasado, en el presente y en el futuro, en sí mismos y en los otros, en lo que se puede ganar ahora y en lo mucho que se puede llegar a perder a medio y largo plazo.

Yo creo que los responsables de este atropello están muy sorprendidos por todo lo que ha pasado durante estos cinco meses. No esperaban la reacción que ha tenido la ciudadanía. Pensaban que con la situación tan alarmante que estamos viviendo por la crisis económica, la gente reaccionaría de forma positiva o indiferente al anuncio de la instalación de la incineradora. De ahí que la reacción ciudadana de L´Alcora, Moró, Figueroles, Costur, Vilarreal, Onda, Almazora o Castellón de la Plana sugiere que también Klein tiene razón en sus conclusiones finales sobre la teoría de la doctrina del shock: es posible resistirse a ella, y la información es el mejor aliado. Como hemos demostrado sobradamente, podemos luchar contra esta barbaridad a pesar del estado en que nos hallamos, y continuaremos haciéndolo le pese a quien le pese. Porque la incineradora son € para unos pocos hoy y mucha pobreza para todos mañana, tanto objetiva como relativa.

Este minidocumental sobre el libro de Klein "La doctrina del shock", fue realizado por el director de cine Alfonso Cuarón [8:00 minutos]

Esta es la película documental sobre el libro de Klein "La doctrina del shock" [78 :00 minutos]

Patri Calvo

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