Volem un Futur Net: El fracaso de incinerar

lunes, 26 de septiembre de 2011

El fracaso de incinerar

Francesc Colomer,

La manifestación contra la incineradora que la Conselleria pretende autorizar en l’Alcora fue, de nuevo, un éxito. Un ejemplo de responsabilidad protagonizado por una sociedad que defiende su salud, su territorio y sus aspiraciones de progreso sostenible. Una defensa fundamentada en argumentos sólidos y legítimos. La potencia de este argumento reside también en la unanimidad que despierta esta causa en la población afectada. Consenso social y político. Consenso entre generaciones de ciudadanos que, desde un presente incierto, abogan por un futuro mejor. Por salvar la deriva y la decadencia que andan ligadas a todo modelo de sociedad que desprecie los valores humanos y solo rinda tributo en los altares del lucro.

Muchos suscribimos la idea de que capitular ante las pretensiones de instalar una incineradora de residuos tóxicos y peligrosos equivale a claudicar en muchos terrenos. Evidentemente, esta reflexión no se agota solo en l’Alcora, sino que podemos y debemos abrir el angular hasta el último confín de nuestra geografía castellonense. Los socialistas castellonenses estamos en contra de la incineración. Lo hemos manifestado desde hace mucho tiempo. En esta misma tribuna de opinión he fijado este criterio político en distintas ocasiones. También hemos planteado desde hace varios años nuestra versión de las cosas en la Diputación provincial. Ese Ayuntamiento de ayuntamientos donde hasta hace cuatro días decir estas cosas te exponía automáticamente a un aluvión de insultos y burlas. Pues bien, aquí estamos con el problema planeando sobre nuestro espacio vital castellonense. Por eso celebramos el consenso evidenciado en l’Alcora y lo solicitamos para blindar nuestra provincia ante las mismas amenazas de incineración.

Esta operación que la Conselleria pretende validar no se compadece con un modelo avanzado de desarrollo económico, tecnológico e industrial. Puede que en el último estribo del último vagón de la normativa comunitaria la valorización energética sea considerada legal. Pero la transposición de una legislación tan compleja no puede saldarse por la vía reduccionista de ampararlo todo. No solo sería un ejercicio ágrafo y torpe, sino la constatación de la falta de creatividad y audacia para afrontar el tratamiento de los residuos desde una perspectiva moderna y, por qué no decirlo, moral.

Sabemos que existen alternativas y que la legislación formula preferentemente otras opciones. Abrazar la incineración constituye una grosería tecnológica cuando no se han explorado otras posibilidades experimentadas en sociedades de nuestro entorno. No podemos hablar de sociedad del conocimiento ni de cambiar las bases de nuestro modelo productivo si caemos a la primera de cambio en la trampa del atajo fácil del que no ha querido ni sabido hacer los deberes bien hechos. Quemar residuos tóxicos y peligrosos no se compadece con la provincia de vanguardia que pretendemos.


Fuente: Mediterráneo

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